Aire pesado, callado y frío, que hunde mis sienes y acalla mis labios.
Comtemplo la atmósfera semi-líquida de esta ciudad que no es mía.
Abro el cloro del agua y el grifo, y ruedo por otros mundos. Donde el brillo
no es dañino. Entonces sueño aires calientes, complacientes y... durmientes...
lunes, 5 de mayo de 2008
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