En las sombras de mañana,
brota el mar de medianoche,
dónde sueños olvidados flotan latentes y callados.
En este mar de medianoche nadamos abrazados,
con el carmín de la gitana y la fuerza de un caballo.
En el mar de medianoche nos sentimos inundados,
con las espaldas de plata y los roces acompañados.
Con el canto del grillo y el viento meditado,
comemos los deseos curtidos en el fuego del verano.
En el mar de medianoche nos mecemos sosegados,
bajo el ritmo de los sientos y fragmentos de pecado.
En el mar de medianoche. Con anhelos congelados.
En este mar de medianoche nos bañamos.
viernes, 18 de abril de 2008
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