Viendo las aguas, en aquel día azul de sombras y de sonrisas extrañas me vi crecer. Crecer como una enredadera eterna que tejía con paciencia momentos y sueños. En aquel momento, en aquel preciso instante, descubrí que la fuente de la eterna juventud estaba abierta. Que fluía rápida y se disolvía entre alborotos de amor, con la inocencia de niño y la presencia absoluta de la creación. No había más. "¡Desde ahora ya no vislumbraré el horizonte del fin!".
Me senté en el tiovivo de las luces y las sombras, y conseguí entenderme en la sencillez. El horizonte se presentaba ajeno a mi momento. Todo era puro, era aire de diamante que flotaba y brotaba con tal belleza que ya no cabía en mi tristeza.
Amé en presente. Y mi corazón se convirtió en un campo, un campo de hierbas aromáticas que jamás iba a envejecer.
viernes, 27 de junio de 2008
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2 comentarios:
Hola Cristina, me llamo María y soy la cuñada de Loren, el me ha conectado con tu página que me parece genial,yo también he creado mi propio blog pero creo que aún estoy a años luz de tu talento, además tengo problemas con mi blog pues todavía no sé manejarlo. En cuanto a este relato de la fuente de la juventud creo que es maravilloso y la foto hace justicia al escrito, creo que tienes mucho talento y que deberías tirarte a la piscina y publicar en papel, animo y mucha suerte. Mi blog: www.relatosavefenix.blogspot.com
Muchas gracias por el comentario. Te mando mucho amor y besos para Loren.
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